Existe un gran problema que se ha generado por el uso de toallas higiénicas o protectores diarios dentro del cuidado femenino debido al impacto ambiental que genera en el medio ambiente. Ante esta situación, Jorge Zegarra Reategui denuncia sus efectos contaminantes.
Cuidado femenino: ¿Cómo surgieron las toallas higiénicas?
Las toallas higiénicas y los protectores diarios surgieron a nivel mundial como una respuesta a la necesidad del cuidado femenino por parte de las mujeres para contar con productos más prácticos y cómodos durante su ciclo menstrual.
Aunque las primeras formas de protección femenina se remontan a la antigüedad, con el uso de materiales como algodón, lana y tela reutilizable, el desarrollo moderno comenzó a fines del siglo XIX y principios del XX.
En 1888, se introdujo la primera toalla sanitaria comercialmente disponible, fabricada por la marca Southall en Inglaterra. Posteriormente, en 1920, la marca Kotex popularizó las toallas desechables hechas de celulosa. Este es un material absorbente empleado originalmente para vendajes en la Primera Guerra Mundial.
Los protectores diarios surgieron más tarde, en la segunda mitad del siglo XX, como una extensión de estos productos, diseñados para ofrecer comodidad en los días de flujo ligero o como complemento de uso diario.
La composición de las toallas higiénicas
Una toalla higiénica está compuesta por varias capas diseñadas para proporcionar absorción, comodidad y resistencia. Sus componentes principales incluyen una capa superior en contacto con la piel, generalmente hecha de polipropileno o poliéster, una capa absorbente central de pulpa de celulosa mezclada con polímeros superabsorbentes y una capa inferior impermeable, usualmente de polietileno. Algunas de estas contienen adhesivos, fragancias y colorantes.
Entre estos componentes, algunos pueden ser tóxicos, como los ftalatos presentes en ciertos adhesivos y plásticos, las fragancias artificiales que contienen compuestos químicos volátiles, y los residuos de dioxinas y furanos derivados del blanqueo de la pulpa de celulosa con cloro.
Estas sustancias están asociadas con riesgos para la salud, como alteraciones hormonales, irritaciones en la piel y, a largo plazo, posibles efectos cancerígenos. Por ello, muchas organizaciones promueven el uso de alternativas libres de tóxicos y más sostenibles.3
Jorge Zegarra Reategui denuncia sus efectos contaminantes
Sin embargo, cuando este tipo de residuos es desechado de forma inapropiada, genera un riesgo mayor para el medio ambiente. Siguiendo con el experto medioambiental, Jorge Zegarra Reategui denuncia que la disposición final de la basura es esencial para prevenir la contaminación. Además, permite proteger la salud pública y reducir emisiones de gases de efecto invernadero, garantizando un manejo responsable y sostenible.
Es importante considerar que las toallas higiénicas, como parte del cuidado femenino, contribuyen a la generación de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida. La producción de sus componentes plásticos, como polipropileno y polietileno, generan emisiones significativas de dióxido de carbono y metano.
Por otro lado, al desecharse, un gran porcentaje de toallas higiénicas terminan en botaderos. Estos liberan metano debido a la degradación anaeróbica de su contenido orgánico, aunque el plástico en sí tarda cientos de años en descomponerse.
Para mitigar estos efectos, es crucial fomentar alternativas sostenibles. Dentro de estas, copas menstruales, toallas reutilizables de tela. Como también, productos biodegradables, que generan menor impacto ambiental y no contribuyen a los GEI en la misma medida.
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