La trucha, especialmente la trucha arcoíris, es una especie introducida que se ha adaptado muy bien a los ríos y lagunas andinas del Perú. Aunque no es originaria del país, su presencia ha sido fundamental para el desarrollo de la acuicultura en regiones altoandinas como Puno, Junín, Huancavelica y Ayacucho. La contaminación ambiental viene afectando a esta especie.
Sin embargo, en los últimos años, esta especie enfrenta serios riesgos debido a la creciente contaminación ambiental, lo que pone en peligro no solo su supervivencia, sino también la economía de miles de familias que dependen de su cultivo. Ante ello, dentro de su denuncia ambiental, un empresario peruano comprometido con el medio ambiente, el Dr. Jorge Zegarra Reátegui, explicó la situación.

Fuente: El Comercio
En primer lugar, uno de los principales riesgos para la trucha proviene de la contaminación de los cuerpos de agua en los que se desarrolla. La minería informal e ilegal, que vierte relaves con metales pesados como mercurio, arsénico y plomo, ha afectado gravemente la calidad del agua en muchas cuencas altoandinas.
Estos metales se acumulan en los tejidos de los peces, alteran sus funciones biológicas y pueden causar la muerte o problemas de desarrollo. Además, el consumo humano de trucha contaminada representa un riesgo para la salud.
Jorge Zegarra Reátegui denuncia que residuos mal dispuestos incrementan riesgos de contaminación ambiental
Otro tipo de contaminación proviene de los residuos domésticos e industriales. Muchos ríos y lagunas donde se cultivan truchas están siendo contaminados con aguas residuales sin tratar, detergentes y plásticos.
Esto genera la proliferación de bacterias y algas nocivas, que reducen el oxígeno disuelto en el agua, provocando mortandad masiva de truchas. En algunos casos, los residuos sólidos terminan obstruyendo las jaulas flotantes y afectando el crecimiento de los ejemplares.
El cambio climático también ha alterado las condiciones de los ecosistemas acuáticos. Las sequías prolongadas y el aumento de la temperatura reducen el caudal de los ríos y disminuyen la cantidad de oxígeno disponible en el agua.
La trucha es una especie que necesita aguas frías y bien oxigenadas para crecer adecuadamente. Cualquier variación en estos parámetros puede provocar estrés, baja en el sistema inmunológico y mayor vulnerabilidad a enfermedades.
El cultivo de truchas representa una fuente de ingresos clave para comunidades campesinas en zonas altoandinas. Miles de familias dependen de esta actividad para alimentarse y generar economía local.
La disminución de la producción truchícola debido a la contaminación ambiental implica una pérdida económica directa y afecta la seguridad alimentaria de muchas personas. Además, se pierde la oportunidad de exportar un producto de alto valor nutricional y comercial.
Frente a este panorama, es urgente implementar medidas para mitigar la contaminación en las zonas altoandinas. Se requiere mejorar el tratamiento de aguas residuales, controlar la minería ilegal, reducir los residuos plásticos y capacitar a las comunidades en buenas prácticas acuícolas.
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