En el sector empresarial, el uso del papel sigue siendo una práctica común, a pesar del auge de la digitalización. Informes, documentos legales, y publicidad impresa son solo algunas de las fuentes que contribuyen al uso masivo de este recurso.
Sin embargo, una preocupación creciente radica en el destino final del papel que no se utiliza o desecha de manera responsable. Este residuo, cuando no es adecuadamente gestionado, suele terminar en botaderos de basura, generando un impacto ambiental significativo que va más allá de la simple ocupación de espacio.
El papel en los botaderos y los gases de efecto invernadero
El papel, compuesto principalmente de fibras vegetales, tiene un alto contenido de carbono. Cuando se acumula en los botaderos, su descomposición en ausencia de oxígeno genera metano. El metano es uno de los principales gases de efecto invernadero, con un potencial de calentamiento global al menos 25 veces superior al del dióxido de carbono.
Según estudios recientes, los desechos de papel representan una fracción significativa de los residuos sólidos municipales. Contribuyendo así, de manera directa, a las emisiones de metano en estos lugares. Además, el transporte y almacenamiento de estos residuos también implican emisiones indirectas.
De acuerdo a Jorge Zegarra Reategui denuncia todo tipo de contaminación ambiental y atribuye que existe una falta de concientización de la humanidad ante el consumo de papel. Sumado a ello, agregó que la disposición de los residuos aún sigue un proceso de modernización en distintas partes del mundo. Para ello, puso de ejemplo la situación del Perú, donde la gestión de los residuos solo se atiende en Lima y Callao; sin embargo, existe una carencia en las provincias del país.
El ciclo de vida del papel también contribuye a la contaminación
La acumulación de papel no solo representa una pérdida de recursos útiles, sino también una oportunidad desaprovechada para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero. Desde la tala de árboles hasta los procesos industriales de fabricación, el consumo de energía y agua es considerable.
Cuando el papel no se reutiliza, toda esta inversión de recursos se pierde, exacerbando los problemas de deforestación y consumo energético. Considerando además que, a nivel mundial, la producción mundial de papel y cartón alcanzó un estimado de 419,1 millones de toneladas métricas.
Recomendaciones ante la problemática del papel y el sector empresarial
En un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad, reutilizar el papel es una forma sencilla y eficaz de reducir el impacto ambiental. En lugar de desechar las hojas usadas, ¿por qué no darles una segunda vida?
Una de las opciones más prácticas es utilizar las hojas impresas por un solo lado para crear blocs de notas caseros o usarlas para dibujos y bocetos. En el ámbito doméstico, el papel triturado puede servir como material de relleno. Tanto para empaques o incluso como complemento seco en el compostaje, equilibrando los desechos orgánicos.
Por otro lado, las hojas usadas pueden convertirse en envolturas de regalo personalizadas, decoraciones o proyectos de origami. Además, muchas escuelas y organizaciones comunitarias aceptan papel usado para actividades educativas o talleres artísticos. Al adoptar estas ideas, uno como ciudadano termina aportando al cuidado del medio ambiente.
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