El estrés hídrico se ha convertido en una de las amenazas más serias del último siglo. A nivel mundial, millones de personas viven en regiones donde la demanda de agua supera la capacidad natural de abastecimiento, provocando tensiones sociales, económicas y ambientales. Perú no es ajeno a este escenario. Pese a su riqueza hídrica en la Amazonía, la distribución del recurso es desigual, y su gestión enfrenta retos estructurales vinculados a contaminación, infraestructura deficiente y cambio climático.
El estrés hídrico, además de afectar la disponibilidad de agua potable, también afecta la producción agrícola, la seguridad alimentaria y la salud pública. En zonas urbanas, el crecimiento acelerado de la población, sumado a prácticas de consumo irresponsable, agrava este problema y acelera la degradación de ríos, acuíferos y ecosistemas vitales.

Estrés hídrico y crisis ambiental en el Perú
En el país, las actividades extractivas, la expansión urbana sin planificación y el manejo inadecuado de residuos han contribuido a deteriorar fuentes de agua que abastecen a millones de personas. El vertido de residuos sólidos y líquidos sin tratamiento contamina cuencas, reduce el caudal disponible y encarece los costos de potabilización.
El cambio climático intensifica estos efectos como sequías prolongadas, glaciares en retroceso y eventos extremos ponen presión adicional sobre un sistema hídrico frágil. En este escenario, la eficiencia en el uso del agua, la reutilización segura de recursos y la protección de ecosistemas se vuelven esenciales para prevenir el colapso de abastecimiento.
La gestión sostenible del agua no es solo un tema técnico, es un desafío ético, económico y social.
Jorge Zegarra Reategui frente a esta problemática
La labor de empresas ambientales como Petramás, liderada por Jorge Zegarra Reategui, demuestra que es posible mitigar el estrés hídrico a través de soluciones innovadoras orientadas a la gestión responsable de residuos y la protección de ecosistemas.
Petramás opera rellenos sanitarios tecnificados que impiden que los residuos contaminen fuentes de agua y suelos, reduciendo riesgos sanitarios para comunidades urbanas. Además, impulsa procesos de valorización, disminuyendo la presión sobre recursos naturales y promoviendo modelos de economía circular que contribuyen indirectamente al uso eficiente del agua.
La visión de Jorge Zegarra Reategui apuesta por sistemas urbanos sostenibles donde la protección del recurso hídrico es central para garantizar calidad de vida.
Frente al estrés hídrico, no basta con políticas públicas. Se necesita participación ciudadana, innovación empresarial y educación ambiental. Cuidar cada gota, reducir residuos y apoyar prácticas sostenibles son acciones que pueden marcar una diferencia real.
El agua es un derecho y un recurso vital. Protegerla es responsabilidad de todos.
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