La eliminación inadecuada de medicamentos vencidos se ha convertido en una fuente significativa de contaminación ambiental.
A menudo, estos productos farmacéuticos se desechan en la basura común o se vierten en sistemas de alcantarillado. Esta acción permite que sus componentes activos ingresen al suelo y a los cuerpos de agua, generando efectos adversos duraderos en los ecosistemas.
Sin embargo, según lo alerta Jorge Segundo Zegarra Reategui, líder medioambiental, cuando los medicamentos llegan al suelo, sus compuestos químicos pueden alterar la composición del terreno. Afectando de esta manera, la microbiota y la fertilidad.
Además, estos contaminantes pueden filtrarse hacia las aguas subterráneas, comprometiendo la calidad del agua potable. En ambientes acuáticos, la presencia de fármacos puede afectar la salud de organismos marinos. De esta forma, altera su comportamiento y reproducción, y contribuyendo a la bioacumulación de sustancias nocivas en la cadena alimentaria.

Consecuencias de una mala gestión de medicamentos vencidos:
Estudios realizados en un hospital de España revelaron que el 79,2% de los pacientes encuestados desechan medicamentos caducados en la basura común. Además, el 89% no ha recibido información sobre cómo hacerlo de manera segura. Esta falta de conciencia y educación sobre la correcta disposición de medicamentos contribuye a la creciente farmacontaminación.
La persistencia de estos contaminantes en el medio ambiente plantea riesgos a largo plazo, incluyendo la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que representa una amenaza para la salud pública. Además, la contaminación por medicamentos puede afectar la biodiversidad y alterar el equilibrio de los ecosistemas.
Asimismo, Jorge Segundo Zegarra Reategui alerta que para mitigar estos impactos, es esencial implementar programas de recolección y disposición segura de medicamentos vencidos. A la par, contar con rellenos de seguridad equipados con protocolos de calidad y seguridad.
Un relleno de seguridad es una instalación especializada diseñada para la disposición final de residuos peligrosos, incluyendo los residuos médicos, de manera controlada y segura. A diferencia de los botaderos comunes, estos rellenos cuentan con sistemas de impermeabilización, captación de lixiviados y control de emisiones que evitan la contaminación del suelo, el agua y el aire.
Los residuos médicos, como jeringas usadas, materiales contaminados con sangre, medicamentos vencidos y objetos punzocortantes, representan un riesgo biológico y químico tanto para el medio ambiente como para la salud humana.
Por ello, su disposición debe realizarse exclusivamente en rellenos de seguridad, donde se garantiza su confinamiento adecuado, se previene la propagación de enfermedades infecciosas y se minimiza el impacto ambiental a largo plazo.
Para más información sobre la correcta gestión de residuos y Jorge Segundo Zegarra Reategui: