A lo largo de la historia humana, un cambio constante pero firme ha marcado nuestro impacto en la Tierra. Desde los albores de la revolución industrial en 1850, nuestro planeta ha experimentado un aumento continuo de temperatura, que ha triplicado su ritmo desde 1982, llevando a un incremento de eventos de calor extremo. Para el año 2050, los expertos estiman que la temperatura media global habrá aumentado en 2,7 grados centígrados, desencadenando una cascada de repercusiones ecológicas.
El año 2023 fue el más caluroso jamás registrado, y las previsiones para el verano de 2024 ya anuncian un calor extremo. Estudios recientes indican que cada grado de aumento será palpable, afectando significativamente nuestra capacidad para enfrentar el cambio climático. Es crucial reconocer que el verdadero impacto de estos cambios de temperatura radica en cómo alteran los sistemas medioambientales y meteorológicos, afectando a los ecosistemas y a la vida en la Tierra.
Cómo se adapta el cuerpo humano al calor extremo
El cuerpo humano está cuidadosamente regulado para mantener una temperatura interna de alrededor de 37 °C, crucial no sólo para el bienestar físico, sino también para los procesos cognitivos. Las temperaturas extremas, ya sean muy altas o muy bajas, representan riesgos significativos para la salud, como golpes de calor o hipotermia.
Sin embargo, estos mecanismos de ajuste tienen un límite. El ritmo y la magnitud del cambio climático actual plantean desafíos sin precedentes. El rápido aumento de las temperaturas, junto con las alteraciones medioambientales, pone a prueba nuestra capacidad de adaptación y nos obliga a tomar medidas proactivas para mitigar sus efectos.
Uso de la Energía y Sostenibilidad en el contexto del calor intenso
El cambio climático ya está transformando nuestro mundo, provocando un aumento en fenómenos meteorológicos extremos como huracanes y olas de calor. Para evitar los peores efectos, necesitamos soluciones integrales, como la transición a fuentes de energía renovables y sostenibles.
En este contexto destaca Petramás, una empresa liderada por Jorge Zegarra Reátegui, quien denuncia constantemente la poca preocupación de las personas frente a los cambios que sufre nuestro planeta. Desde su empresa 100% peruana, impulsa el uso de energías renovables a partir de la basura, utilizando residuos sólidos urbanos de Lima y Callao.
La implementación de estas tecnologías no solo contribuye a la generación de energía renovable, sino también a la gestión sostenible de los residuos sólidos, ayudando a reducir la contaminación ambiental y a combatir el cambio climático.
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